En los últimos tiempos es cada vez más habitual encontrar en los medios de comunicación referencias a términos como THC, CBD, usos medicinales del cannabis etc. Por ello, es necesario saber que cada una de estas palabras hace referencia a un compuesto específico de aquellos que están presente en la planta conocida como cannabis.
Así, cada uno de estos compuestos tiene unos efectos, regulación o circunstancias específicos que es necesario conocer para maximizar sus beneficios.
¿Qué es el cannabis?
El cannabis sativa, cáñamo o marihuana es una planta originaria de las nevadas cordilleras del Himalaya, conocida durante milenios por el ser humano y utilizada para la confección textil, como planta medicinal o para ceremonias místicas o religiosas. Esta planta, usada por las sociedades asiáticas desde la prehistoria, fue “redescubierta” para Occidente por el naturalista sueco Linneo a mediados del siglo XVIII
Normalmente se suele diferenciar entre el cáñamo (variedad de cannabis con bajo contenido en THC) y marihuana (variedad que tiene un contenido en THC mayor)
La riqueza de la planta se demuestra en sus más de 500 componentes, de los cuales se han identificado hasta 113 cannabinnoides (componentes naturales que activan los llamados receptores cannabinoides del cuerpo humano), de los cuales, los más conocidos son el CBD y el THC
Es necesario tener presente que ambos componentes influyen de manera natural en la planta del cannabis y por tanto, al consumir cannabinoides, naturales o sin tratar, interaccionan para producir diversos efectos; sin embargo, la facilidad para su aislamiento hace que cada vez sea más frecuente encontrarlos por separado.
THC y sus diferencias con el CBD
El THC o tetrahidrocannabinol es el compuesto que está presente en la planta del cannabis en una mayor proporción; su principal característica es que tiene un efecto psicoactivo ( produce alteraciones en la percepción e influye en el estado de ánimo) y por tanto actúa sobre los receptores neuronales que los humanos poseemos en la red cerebral.
El THC puede ser utilizado desde el punto de vista médico, ya que no solo produce importantes beneficios para el tratamiento de dolencias y la mitigación de los síntomas perniciosos de diversas enfermedades, sino que también tiene efectos positivos en el tratamiento de ciertos trastornos relacionados con el apetito o el sueño. No obstante, su componente psicoactivo y los aspectos recreativos asociados a su consumo, ha sido el factor que ha hecho que su uso esté prohibido o muy restringido en la mayoría de los países de nuestro entorno.
Por el contrario el CBD, o cannabidiol, es un compuesto natural que, a diferencia del anterior, no es psicoactivo, por lo cual carece de los efectos alteradores propios de este; de esta manera, se ha incrementado tanto su uso como los estudios científicos sobre esta sustancia.
Estos estudios han ocasionado que se pongan en relieve evidencias científicas sobre sus múltiples propiedades a la hora de cooperar al tratamiento de diversas enfermedades, bien reduciendo sus síntomas, o bien directamente elaborando medicamentos cuya base es el CBD.
Estos efectos beneficiosos han sido reconocidos por el Comité de Expertos en Farmacodependencia de la Organización Mundial de la Salud que, a finales de 2017, reconoció que el CBD puede ser útil para el tratamiento de ciertas afecciones médicas, reconociendo a su vez su carácter no adictivo para la salud.
Conviene destacar que, como compuestos presentes en la misma planta, el CBD y el THC, al consumirlos conjuntamente, reaccionan creando una interacción compleja: el llamado “efecto séquito”, en virtud del cual ambos compuestos incrementan o disminuyen sus respectivos efectos dependiendo de parámetros como la cantidad, las dosis o la forma de consumo.
Diferencias entre el CBD y otras sustancias.
Por último hay que diferenciar el CBD de otros productos. Respecto del aceite de cáñamo, la principal diferencia es que este último no tiene cannabinoides en su composición por lo que, pese a tener otros beneficios, no es comparable al CBD.
Finalmente, al hablar de cristales, aceites o cremas se hace referencia a la forma de presentación y administración del CBD; todos ellos son manifestaciones destinadas al consumo de CBD, el cual, tras procedimientos de última generación para su aislamiento, se combina con otros compuestos para crear una variada gama de productos e incrementar sus potenciales beneficios.