El CBD, al ser una sustancia totalmente natural proveniente de la planta del cáñamo, comparte con el resto de productos vegetales una serie de beneficios para la salud, lo que, unido a su ausencia de efectos secundarios, ha potenciado su uso cada vez mayor, no solo en su origen geográfico (Asia y en particular la Cordillera del Himalaya), sino en el mundo occidental.
Así, las propiedades del CBD no solo son antiinflamatorias, anticonvulsionantes y analgésicas sino que en los últimos años se ha comprobado que el cannabidiol posee una importante propiedad antibacteriana.
¿Qué son las bacterias y cómo se tratan?
Las bacterias son organismos microscópicos y unas de las formas de vida más antiguas que existen en nuestro planeta; como consecuencia de este largo desarrollo se han ido adaptando al medio ambiente y evolucionando para garantizar su supervivencia. Presentes en todo el mundo, han sido responsables desde catástrofes humanitarias tan conocidas como las sucesivas oleadas de la Peste Negra que arrasó Asia y Europa a partir del siglo XIV hasta enfermedades más benévolas y frecuentes como la otitis o incluso la caries.
El hito fundamental en el tratamiento de las bacterias fue el descubrimiento casual, en los años 20 del pasado siglo, de la penicilina, que revolucionó los tratamientos antibacterianos y mejoró la medicina moderna; no obstante, ya desde los años treinta se descubrieron diversas bacterias que eran capaces de resistir el efecto de la penicilina, dando lugar a las llamadas “bacterias resistentes a los antibióticos”, hasta el punto que la Organización Mundial de la Salud advierte que, en 2050, la mayoría de los antibióticos serán ineficaces para tratar las infecciones causadas por estas diminutas formas de vida.
Esta razón es la que ha llevado a la comunidad científica a idear nuevas formas de ataque frente a estos microorganismos resistentes.
Los efectos antibacterianos del CBD
Así, fue a partir de 2008 cuando se empezó a investigar las propiedades antibacterianas del CBD. De hecho, los primeros estudios realizados en planchas de cultivo acreditaron que algunos de los compuestos de la planta del “cannabis sativa”, como el CBD, eliminaban directamente ciertas bacterias patógenas. Este primer estudio supuso una puerta abierta al uso del cannabidiol como antibacteriano. Posteriormente, otros investigadores realizaron estudios donde se acreditó que el CBD tenía la misma eficacia frente a las bacterias que los medicamentos tradicionales.
Por si ello fuera poco, los estudios sobre el uso del CBD se extendieron a estas bacterias resistentes; en este sentido destaca el realizado por el investigador australiano Mark Blaskovich, de la Universidad de Queensland, que estudió la utilización del CBD contra las bacterias de tipo Staphylococcus Aureus (bacteria resistente a los antibióticos), Streptococcus Pneumoniae (causante de neumonía) y Enterococcus faecalis (que afecta fundamentalmente a las personas inmunodeprimidas, y capaz de provocar un fatal desenlace).
Los resultados de este importante estudio fueron presentados en la conferencia anual de la Sociedad Americana de Microbiología celebrada en San Francisco en 2019 y se pueden sintetizar de la forma siguiente:
–El CBD demostró una gran actividad antibacteriana durante 20 días, tiempo en el que la comunidad científica estima que las bacterias pueden sobrevivir a los antibióticos de uso común.
-El cannabidiol demostró su eficacia fundamentalmente con un uso tópico, es decir, en la superficie de la piel. En este sentido el estudio no se ha ocupado de los efectos del CBD contra las bacterias que se desarrollan en el interior del organismo de los sujetos.
-Se ha demostrado la efectividad del CBD como tratamiento frente a las denominadas bacterias grampositivas, pero no con respecto de otros grupos como las gramnegativas, cuya envoltura evita que los medicamentos ataquen la célula
Otra circunstancia positiva en relación con el uso antibacteriano del CBD es que, gracias al amplio conocimiento que se ha alcanzado del cannabidiol, es posible una utilización automática del mismo, sin necesidad de realizar complejos procesos de validación; una vez más, su carácter totalmente natural hace que sea preferible a otros compuestos.
Sin embargo, hay que tener presente que, dados los escasos estudios sobre el tema, se ignoran circunstancias de tanta importancia como los mecanismos químicos que hacen que el CBD ataque estas bacterias, por lo que es necesario seguir estudiando estos prometedores efectos antibacterianos.